Los pescadores reclaman más cotos intensivos, repoblados de trucha arcoíris.

La demanda de tramos de río en los que poder pescar todo el año se ha generalizado entre los aficionados que se resisten a colgar la caña cuando acaba la temporada truchera. El coto de Mozar en el zamorano río Tera es un buen ejemplo que podría extenderse a otras provincias en los próximos años.

La proliferación de truchas arco iris en algunos ríos de Castilla y León es la consecuencia lógica de haber permitido la instalación de piscifactorías en las cabeceras de ríos y arroyos donde la trucha común era la especie predominante. La arco iris, de crecimiento mucho más rápido, es la especie ideal para la piscicultura, pues además se adapta a condiciones mucho más desfavorables de temperatura y oxigenación de las aguas. Su manejo tanto para la reproducción como para el engorde es relativamente sencillo y se consiguen rendimientos que triplican a las fario «comunes» que también pueden criarse en piscifactorías. Las piscifactorías son sin duda una necesidad económica para producir pesado, tanto en aguas dulces como saladas, pero lo que sobran son cursos medios y bajos donde las aguas tienen menos calidad y no son adecuadas para las comunes pero si para las arco iris. La voracidad y agresividad de las iris las hace competir directamente con las fario, especialmente en la búsqueda de alimento, desplazando a éstas de sus posturas habituales. Sin embargo el problema se está exagerando sin duda pues tienen tres limitaciones esenciales:

No remontan los cauces, sino que derivan aguas abajo.

No son capaces de reproducirse por si mismas.

Su voracidad hace que «piquen» fácilmente y puedan ser eliminadas en pocas jornadas. Esto ha podido comprobarse en reiteradas ocasiones en que se han escapado de piscifactorías y apenas duran unas semanas.

La medida de que las arco iris no hagan «cupo» salvo en los cotos intensivos, tomada por la Consejería de Medio Ambiente, habría bastado para eliminar el 99 % de las iris del Condado, Villafranca o de Pereje. Establecer cotos intensivos en cursos bajos, donde las poblaciones de truchas comunes son muy escasas, beneficiaría sin duda a la pesca deportiva, pues las iris son valientes, luchadoras y «pican» bastante mejor que las comunes. Y al fin y al cabo para un pescador de captura y suelta lo que cuenta es la belleza del lance.